
Marta Yago Abenoza
Arquitectura
Noches sin dormir, maquetas más grandes que uno mismo, hacer casas, rollos kilométricos de papel, litros ingentes de café y outfits tan negros como la que se supone que es mi alma.
Estas son las cosas con las que mucha gente ha representado a lo largo del tiempo a los estudiantes de arquitectura y aunque no negaré que no es del todo falso, tampoco es del todo cierto.
La verdad es que quizás en algún momento he cumplido todas y cada una de ellas, pero de lo que la gente se olvida es de todo el resto. Toda la parte que hace que esta carrera enganche, apasione y haga que las situaciones malas no lo sean tanto.
Estoy segura de que cualquier experiencia universitaria aporta mucho más de lo que meramente la carrera da, pero también considero que, en particular la arquitectura nos da mucho más de lo que cuentan las leyendas urbanas o los mitos sobre ésta.
Una de las visiones que más he ampliado y madurado durante estos años de la carrera es el reconocimiento a la sociedad, a abrir los ojos y mirar hacia el lado que toca cuando una gran parte de la sociedad lo hace para el otro lado. Con esto me refiero a cada vez que ha tocado desarrollar un proyecto social durante la carrera (que no han sido pocas) así como desarrollos y planes urbanísticos, a primera vista quizá no tan ligado con esto.
Cuando empiezas un proyecto “en blanco” lo mejor de éste es el fondo que has de buscar y que has de poner tú mismo, empaparte de la realidad que nos rodea, no sólo arquitectónicamente, ni socialmente, sino en todos los aspectos. Tener en cuenta la historia del lugar, del territorio, de las personas que están ahí o que vendrán, los comportamientos de éstas y sus visiones y deseos del mundo, al final es esto lo que hace que este “lienzo en blanco” no lo esté ni por un momento y, al mismo tiempo, es lo que hace que de alguna manera uno se pueda impregnar de todo lo que parece no ser arquitectura pero que a la vez hace que lo sea.
Si puedo concluir con algo claro después estos años de aprendizaje dentro del marco universitario, es que es tan importante lo estrictamente académico como las “cosas que no te cuentan”, las que has de descubrir y que, de hecho, si te las destriparan no se entenderían de la misma manera. Aquellas que te calan y que hacen que tus proyectos tengan algo de ti y a la vez que te ayuden a aportar algo bueno a la sociedad, que al final, es uno de los propósitos que debería albergar esta carrera.
