Todo el mundo que ha podido disfrutar de un Erasmus hablará de lo enriquecedora que esta experiencia ha podido ser. Lo cierto es que nadie exagera al decir esto y desconozco la excepción que pueda confirmar la regla.

​

El poder completar los estudios con una estancia en el extranjero no sólo me ha ayudado a adquirir nuevos conocimientos sobre arquitectura, sino también a comprender y experimentar distintas metodologías de trabajo y de aprendizaje.

​

Tampoco hay que olvidarse de la importancia dentro de la arquitectura, la oportunidad de poder vivir otras ciudades, hecho que ayuda muchísimo también en el aprendizaje.

​

En mi caso, la ciudad de Dublín, por un lado me ha ayudado a valorar de otra manera lo que no veía en Barcelona, y por otra, apreciar cosas que nunca había visto u oído, así como la mezcla de culturas que se da en sí por todas las personas que también han estado haciendo intercambios este curso y con las que he tenido el placer de coincidir y aprender.